lunes, 2 de abril de 2007

Etanolismo

Aun siento la resaca organica y animica que me dejo el fin de semana pasado... los efectos de 24 horas de alcohol necesitan por lo menos tres dias para atenuarse ligeramente. No podria responsabilizar a nadie de los excesos - de los mios- seria estupido. Lo peor de toda la resaca son las pesadillas que me provocan el desbalance quimico en el cerebro, es mas que quimico, es simbolico y karmico. Las crudas durante el dia me provocan un estado psicologico extraño, todo me parece bueno, silencioso y tranquilo, el desprecio habitual que siento por los demas se torna en una indolencia extendida a cualquier percepcion, hasta llego a sentir que ni me afecta que existan, es lo mas cercano que conozco a un estado zen. No es tan malo, hasta parece que fuera bueno... Pero todo cambia cuando empieza a oscurecer, el infierno llega en la noche, a la hora de acostarme. Un millon de hormigas reptan por mi cuerpo y las pesadillas se me filtran, un miedo inexplicable, un mundo de sombras y sensaciones de roses siniestros en mi cuerpo, un temblor en las piernas, brazos, cuello... !puta madre! !para ke pistie tanto! No lo vuelvo a hacer, neta!...

Pero ya se calma la tormenta por ahi del martes a medio dia, cuando ya no me cuesta trabajo respirar, cuando pienso que no me voy a morir tan pronto como espero. Para el jueves ya hay uno que otro pensamiento timido de volver a hacerlo, y el viernes ya estoy ardiendo por dentro y por fuera, y la inevitable desesperacion y la necesidad de olvidarme del insoportable que soy y de mi enferma forma de interpretar la realidad me exigen escapar a la tierra del etanol por 12 horas sin tregua, sin piedad por mi ni por los demas. A esa hora el demonio da otra pincelada a su obra, mi tumba.

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