miércoles, 5 de diciembre de 2007

Fucking Ocio!

Siempre termino en el fango por amor al absoluto y por una inercia estupida. Todo empieza por donde siempre empieza; leyendo tal vez algún articulo periodístico, algún fragmento de ensayo, un escrito sobre política, un retazo de teoría… whatever (todo esto en Internet, por supuesto); pero siempre algo informativo, que me haga pensar un poco, desapendejarme de mi estigma existencial. Después, en la medida en que voy leyendo, empiezo a descender en la complejidad y el nivel intelectual de lo que leo. Es cuando llego de pasada a algún cuento de la red, algunas veces de algún escritor desconocido, otras de alguno re-conocido(no por mi, acepto mi ignorancia, sino por el medio literario), y lo engullo todavía con cierto análisis y también con la ingenuidad de lector-hembra que se necesita para disfrutar de una obra. Para estas alturas ya he estado en la red alrededor de hora y media, yendo de aquí para allá, buscando, leyendo, saltando, riendo, maldiciendo, desesperándome, etc. Es entonces cuando empiezo a sentir cierto cansancio sin darme cuenta, porque, ya estar hora y media frente a una pantalla, para mi, el descendiente de un hombre (mi abuelo) que odiaba las maquinas porque decía que eran del diablo, es demasiado. Y entonces, ya al final, cuando el cansancio en mis ojos me obliga a parpadear continuamente, llego a los blogs. Es en este punto, cuando ya no tengo demasiadas energías para leer lucidamente, que me dejo leer cuanta mamada se me atraviesa y, ¡ay!, tanta será mi mentecatez que he llegado no pocas veces a pensar que el desconocido al que leo, quien únicamente se pone a debrayar sandeces sobre su vida o pensamiento, posee talento para escribir y que yo difícilmente podría hacer algo igual ¡Valgame Dios! ¡Que ingenuidad tan ingenua! ¡Que pinche incurabilidad la mia!...

Y no es que no respete el escrito del joven o la señorita a quien leo, no se trata de ellos o de cuestionar su talento, se trata de que no se porque chingaos llego a pensar eso cuando se que a veces nomás estoy leyendo puras pendejadas, porque el, o la ociosa que lo escribió tal vez no pretende nada mas que escribir lo que le pasa o paso y que los demás lo lean, y yo ahí estoy de pendejo paranoico buscándole sentido. ¡Pinché ociosidad!

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