domingo, 29 de noviembre de 2009

Venenum

Tarde de domingo en la que invoco a la corta eternidad que me ha tocado; tarde de domingo en la que decidi traer a este rincon todos los dias pasados que he podido evocar, momentos contrastados como la musica que sale ahora mismo de esta maquina y la musica del hombre abandonado enfrente de esta casa. Es bellamente simbólico que me duela un hueso con este frio que empieza a desdoblarse… en este invierno de un dia. Ya no quiero parpadear de repente, me sorprendo con esa noticia como con la de mis intolerancias, porque en las noches a no se que hora me asalta un verdadero vacio, no un vacio de palabra como la mayor parte del tiempo; un vacio que se salio un dia de la maquina y me desperto en la madrugada, me extendio la cuenta y no me dejo entrar de nuevo a mi sueño. Un vacio devorador de sueños. Hoyos negros subiendose a mis crepusculares domingos, hoyos negros de repeticiones insensibles; hoyos negros que me provocan un terror el parpadear… Comprare gotas lubricantes y algun artefacto para que me mantengan sin parpadear durante mucho tiempo, mientras busco al tiempo y arreglo las cosas con el. No quiero mas estrellas muertas en medio de la noche. Mi fantasma-yo me espera insobornablemente por las noches en este rincón… Tonto grave dijo la maquina, tonto necio digo yo.
Deje que me asaltaran en el camino hacia la playa en esos dias en los que aun no moria la estrella madre de mi agujero negro, esos yonquis probablemente se llevaron mas que mi mochila y un billete de tres numeros. Ahora quisiera que alguien me robara otras cifras que ellos no se pudieron llevar. El ladron se llevo una joya maldita… eso no paso en mi caso. “El veneno siempre se encuentra en el extremo”.

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