viernes, 23 de julio de 2010

x

Gracias a la practica continua de ciertos ejercicios en los que entran en juego principalmente un liquido espumoso, mi garganta, higado y neuronas; he llegado a identificar que hay un momento en medio de la incipiente embriaguez, en la que a uno le llega le da por pensar en si es correcto continuar en el lugar de musica, vasos, gente y cigarros o es mejor retirarse. El momento en el que mas recuerdo que esto paso fue el miércoles pasado. Llegue al lugar de costumbre a eso de las cinco de la tarde –una buena hora para refrescarse y relajarse un poco-, el lugar estaba casi vacio; como me gusta últimamente, y llegamos a sentarnos en una de las mesas posteriores. Empezamos a meternos la bebida con algo de avidez, como siempre se hace al pricipio. Al pasar el tiempo, en la primera media hora, es cuando se empieza a sentir que uno se la esta pasando bien. Hay una especie de plenitud como resultado de los treinta minutos anteriores y a tipos como yo es el momento en el que hay que decidir permanecer o salirse.

Ese dia decidi permanecer en el lugar. Recuerdo que una de las reflexiones que tuve en la noche fue que cuando uno es espontaneo las cosas fluyen con uno, la corriente va contigo o tal vez tu con la corriente; no se, pero las cosas el miércoles estuvieron divertidas. Era miércoles, la gente normal no acude a los bares un miércoles a las cinco de la tarde, pero ese dia, lo que empezo con unas horas de entretenimiento, termino como una noche de la mas loca diversión. La verdad es que la cerveza y los amigos no son garantia de diversión, al menos para mi, pero ese dia fue muy divertido y sano hasta donde se puede decir.

No hay comentarios:

Archivo del blog

Datos personales