miércoles, 29 de agosto de 2007

New job (primera parte)

Despues de todo no es tan malo trabajar en ese lugar, al principio las cosas fueron asperas, pero conforme pasa el tiempo se hacen mas faciles. El primer dia, recuerdo, fue verdaderamente insoportable, debido a que el castillo de ilusion que con el sudor de mi corazoncito construi a lo largo de dos años, se vino abajo de una noche a otra, casi sin previo aviso, obligandome a recurrir a tres dias y tres noches consecutivas de vino y cerveza, en esa ciudad cuyo significado de su nombre jamas entendi, por mas que me lo tratara de explicar cuanto borracho me encontrara durante esos dias. Y, por supuesto, despues de tres dias de alcohol, la cruelisisma cruda se apodero de mi cuerpo haciendome sufrir un calvario ese dia primero.

Al llegar al establecimiento, me predispuse, como es costumbre, a despreciar sanamente a cuanta persona me encontrara dentro, pero sobre todo, a cualquier figura de autoridad que pretendiera gobernar mi ingobernable comportamiento. Afortunadamente, la primera persona que encontre y que me abrio la puerta, fue un orangutan de lentes sin pezcuezo, con cabeza de olmeca y bigotes de morsa que resulto ser el gerente. Peculiar individuo, que como cualquier tipico sinaloense, es orgulloso posedor de un trastorno en el lenguaje que le obliga a hablar atropelladamente, haciendo ininteligible su mensaje cuando esta ansioso o agitado. Debo confesar que es el primero de su especie que me agrada, a pesar de las brutales preguntas que me lanza ingenuamente en momentos de ocio, tales como: ¨...y'y' p'pa´pake's esa madre!¨ Refiriendose sin duda alguna a esa ramera que es la psicologia; preguntas ante las cuales tengo que improvisar una respuesta facil de comprender para un simio, y siempre teniendo cuidado con no hacer demasiado penosa, para el, mi hegemonia; sobre todo para no herir su orgullo, ya que despues de todo, el chango ese, es el gerente del changarro y el dicta de que lado masca la iguana en la jodienda, y luego vaya a tratar de vengar su ignorancia con algunas replesalias inconscientes.
A los compañeros, a pesar de que no provocan en mi algun interes, simpatia o desagrado autenticos, sino estrictamente relativo, puedo soportarlos y algunas veces, logro reir con ellos, hasta han llegado a rosar esa filantropia mia que subyace a mi misantropia. De todos ellos, hay uno que si se ha ganado mi simpatia a pulso, a pesar de no haber cruzado palabra alguna con el, se ha convertido en mi idolo de la misantropia y la amargura. Todos lo llaman Don jorge.

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