jueves, 11 de septiembre de 2008

Peaton

Probablemente se deba a las secuelas de una fobia social levemente moderada durante la infancia o a la continua despersonalización que todo ser humano experimenta en diferentes sitios en diversos momentos, o a la incurable ansiedad con la que se vive todos los días, que a veces se vuelve enormemente difícil cruzar una avenida o boulevard. Podría parecer una cosa sencilla pero poniéndonos a reflexionar un poco uno se da cuenta de lo contrario.
No hay ningún problema cuando los autos transitan rápidamente y se tiene que esperar no a que el semáforo se ponga en alto, sino a encontrar un intervalo de tiempo en que no transite un auto para poder cruzar rápidamente. Cuando se logra encontrar ese espacio se puede hacerlo y todo esta bien (es mucho mejor cuando no hay ningún auto, cuando esta desierta la avenida y no se aproxima nadie). El problema surge cuando los autos pasan y no se encuentra ese espacio para poder cruzar y hay que espera hasta que el semáforo muestre la luz roja; en ese caso no queda mas que soportar el sufrimiento.
Para empezar, si para cuando uno se decide a cruzar, todos los autos que están primero se han detenido, uno puede tener un buen principio; pero si no es así y hay alguno o algunos que aun no han llegado a la esquina y se aproximan sin que uno sepa si se van a detener, uno se pone a pensar “y si empiezo a cruzar, no se para, me atropella y me mata” He ahí la ansiedad que empieza a liberarse y seguirá aumentando mientras avanzan las etapas de la tarea. En otro caso, cuando uno llega a la esquina y los autos se encuentran estáticos, uno duda en cruzar la calle, debido a que no se sabe si el semáforo que les indica el alto, cambiara a siga en medio minuto o en uno o dos segundos, esta situación es altamente estresante y no deja tampoco de causar una gran malestar. Otras veces, cuando estas dificultades anteriores se han librado con éxito, surgen otras durante el momento en que se esta cruzando la avenida o boulevard. Por ejemplo, no falta algún conductor que, mientras uno avanza concentradísimo en su empresa, acelera el motor ya sea por error, por ceguera, idiotez o simplemente por mala intención, y ese momento es uno de los mas desagradables y aterradores que un inocente peatón puede experimentar aun cuando el auto no avance y solo se escuche el motor. Otro problema frecuentísimo es el referente a la exposición de la persona que cruza ante las miradas de los conductores. A pesar del empeño con que se lleva a cabo la tarea de cruzar la calle, algunas veces, debido a algún pequeño agujero, alguna piedra o simplemente a las malas condiciones del asfalto, se puede uno llegar a tropezar, resbalar, llegar a tambalearse ridícula y penosamente, y hasta caer a media calle; este suceso es uno los mas graves y vergonzosos por los que uno puede atravesar; inmediatamente las risas, burlas, insultos y demás groserías de parte de conductores, harán sentir al pobre sujeto en la mas miserable de las situaciones. La lista se podría alargar a muchos mas inconvenientes que implican dicha acción, pero es mejor tratar de no desalentarse demasiado en este problema, ya que aunque uno se encuentre continua e inevitablemente en esta situación, las cosas se tornan menos desgraciadas cuando estas se comparan con la gravedad de lo inconvenientes que un conductor enfrenta, que por la naturaleza de su condición a el le resulta mas peligroso el diario vivir en las calles esquivando, frenando de emergencia, maldiciendo y hasta chocando con otro auto para no atropellar a los anárquicos peatones que como yo se atraviesan arbitraria y libremente las calles de esta desgraciada ciudad.

No hay comentarios:

Archivo del blog

Datos personales