sábado, 27 de septiembre de 2008

Preguntas

Siempre que me encuentro a ese arquetipo de necio me resulta bastante divertido, ya que me gusta ver como proyecta su vicio potencial sobre mí al preguntarme sonriendo: ¿Andas drogado?... No puedo dejar de asomar una sonrisa que en realidad encubre una carcajada desvergonzada ante su ingenuidad y mi cinismo. Entonces yo le respondo para complacerlo: ¿Se me nota?, a lo que el responde igualmente con la sonrisa sostenida creyendo que mi respuesta es afirmativa, logrando sentir cierto jubilo al creer que me ha sorprendido y que se da cuenta a primera vista de mi estado. No diré si acierta o no en su sospecha, aunque si tuviera que decirlo diría que en un ochenta por ciento de las veces lo hace; pero lo que mas me es gracioso es ver su cínica morbosidad que yo interpreto como una extraña sinceridad. La mayoría de gente, incluyéndome por compulsión, lo que te pregunta son frases automáticas e impersonales como: ¿Que has hecho?, ¿Cómo estas? etc. Idioteces de esas. Pero este risible sujeto lo primero que quiere saber es acerca de mi estado mental y sobre mi ininterrumpida forma de escapismo, lo que me parece una pregunta personalizada y una amable atención poco vista en estos tiempos. Recuerdo que una vez en la ceremonia de graduación de un conocido me hizo la misma pregunta enfrente de familiares y amigos, a lo que conteste solamente con la misma sonrisa de siempre, la que le basto para saber que era positiva mi respuesta. Al principio no comprendía muy bien porque lo hacia, sabia que era por algo; observe que siempre hacia lo mismo y no solo era una pregunta personalizada como creía; llegue a pensar que mi carismática persona le desagradaba y solo intentaba molestarme; pero la explicación la encontré un dia al verlo en finísimo bar de la zona norte. Al entrar, a pesar de la oscuridad y del olor a meados, sudor, cerveza, sexo, hierba, etc. Pude ver, a través de mi obnulado estado, en una mesa de las del fondo del establecimiento a este tipo; se mecía en la silla de una mesa, riendo como retrasado con los parpados a la mitad de los ojos y sosteniendo una pipa con no se que satánica sustancia, además continuamente se llevaba a la boca una botella del mas fuerte alcohol y también lo vi en una ocasión engullir una pastillita roja. Entonces me di cuenta de porque lo hacia. Días después lo encontré en una reunión social, de esas llenas de gente sana y aburrida, y al acercarse a mi y después de su acostumbrada pregunta y mi respectiva sonrisa-respuesta, le pregunte yo a el “¿Y tu a que le pones?” A lo que nerviosamente contesto sonriendo, “No, que paso!” E inmediatamente empezó a parlotear de otras cosas. Entonces, desde esa ocasión me es mas divertido encontrármelo y ver como trata de sublimar su deseo de encarnar mi estado haciéndome la misma pregunta: “Andas drogado?”...

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