domingo, 15 de febrero de 2009

Sunday

Desde niño nunca me han gustado los domingos. Era para mi el dia mas aburrido, y hoy es el dia mas existencial. Creo que lo es para todos. No me gustaban porque no se podia jugar libremente por la presencia de los padres en casa; los demas dias los padres se encontraban en el trabajo, ocupados descansando después del la jornada o ausentes resolviendo algun asunto pendiente. Cuando iba a buscar a mis compitas los domingos para patrullar la zona y ver en que nos podiamos divertir, los miraba con una actitud diferente a como eran durante la semana, parecian perros con la cola agachada, seguramente porque sus padres los habian reprendido por alguna cosa insignificante, ya sabe uno, descargaban sus frustraciones en esos seres cortitos. Asi que los veia y recibia negativas a mi invitacion, y me regresaba a mi casa para aburrirme fatalmente. Con los hermanos de uno nunca era divertido jugar, ademas de que yo ni tenia. Entonces no quedaba mas que acudir a la taravision o irme a las maquinitas o inventar un juego donde yo solo participara, pero no era lo mismo. Aunque ya desde mi temprana edad despreciaba a mis compitas, sabia que los demas eran casi necesarios para divertirse mas sanamente. Aunque debo admitir que a veces no querian salir porque me tenian miedo, debido a que mi impositiva personalidad precoz no toleraba ciertas cosas y me obligaban a ponerles algunas azotainas adicionales a la de sus padres, asi que por eso muchos ya no se querian juntar conmigo, pero yo sabia en el fondo que les gustaba que les diera su madrinoterapia a los cabroncitos, inconscientemente sabian que les hacia un favor, los preparaba para la adultez a los pinches malagradecidos. Y hasta luego comploteaban contra mi los ingenuos, se aliaban para ponerme una joda, pero sabian que les iba a ir peor en cuanto me los encontrara solitos a los putitos. Por eso no me gustaban los domingos, porque no podia uno patrañar a gusto. O algunas veces habia que acompañar a los padres a algun lugar; yo les decia que no queria ir, que me amarraran a la pata de la cama si querian, como cuando pequeñito, pero no se que maniatico gusto tienen los padres de hacer sufrir a los niños llevandolos a reuniones de adultos.

Ahora lo que me pesa de los domingos es que pasa algo parecido a cuando niño, nadie quiere salir a embriagarse porque al otro dia tienen que trabajar, porque sus nuevos padres-jefes los castigaran. Que jodida vida de reprimidos. Putos domingos.

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